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Esbrújulo

Capítulo III - Seudociencia

 

Tema: Comprender lo incomprensible 

(Ver capítulos anteriores de este tema)

 

Al llegar aquí es necesario hacer un inciso para desenmascarar a los que, deliberada o involuntariamente, se dedican a embrollar y crear confusión en el delicado asunto del conocimiento. Utilizan el método de emplear palabras científicas dándolas un significado arbitrario y fuera de su definición correcta, en la esperanza de deslumbrar con ellas a quienes no tienen muy claras estas definiciones.

La más usual es la de energía, sin especificar de cual de sus múltiples modalidades se trata, calorífica, cinética, eléctrica, etc., y usándola fuera de las definiciones de todas ellas. Si pretenden que se trata de una nueva modalidad conocida por ellos pero no por los científicos, ¡algo bastante difícil!, deberían darnos una definición y explicar de donde procede y de que forma se transforma en las demás. Para colmo le aplican los adjetivos de positiva y negativa. La energía no es ni positiva ni negativa, tan sólo pueden serlo los valores de las unidades que empleamos para medirla. En realidad los charlatanes hacen equivalente estos adjetivos a bueno y malo, algo totalmente ajeno a la física.

Estos absurdos no impiden que algunas personas, demasiadas, crean que hay gentes capaces de soltar a través de las manos o de los ojos un chorro de esta misteriosa energía y curar con ella. Naturalmente sólo curan enfermedades psicológicas como la depresión, nunca lo han conseguido con huesos rotos o restablecido un miembro amputado.

¿Y que decir de los que pretenden que la posición aparente de las estrellas (vistas desde nuestro planeta, puesto que vistas desde otro lugar las constelaciones serían completamente distintas) puede tener relación con el futuro de una persona? No merecen ni un comentario.

A efectos prácticos podemos clasificar nuestros conocimientos en cuatro campos.

El primero es el de lo que sabemos con seguridad, referido a nuestra época y a las inmediatamente anteriores, no a los siglos y milenios que las precedieron y en los cuales todo era misterioso y las explicaciones puramente arbitrarias. Nadie en su sano juicio y con un nivel cultural suficiente puede dudar hoy de la existencia de América o de que la Tierra gira en torno al Sol. Sin embargo de cuando en cuando un genio pone en entredicho alguno de estos conocimientos consolidados, pero en realidad no le anula sino que le reduce a un caso particular dentro de un conjunto más amplio. Por ejemplo la relatividad de Einstein no quita su validez a las leyes de la física clásica, que se siguen usando como antes, las reduce al caso particular de que la velocidad no alcance unos valores desmesuradamente grandes comparados con los que podemos observar en nuestro entorno, velocidades que sólo se pueden percibir y medir mediante sofisticados instrumentos científicos. Por debajo de dicho límite los resultados sólo difieren en cantidades pequeñísimas, despreciables.

El segundo campo es el de las conjeturas e hipótesis. No se formulan a capricho sino porque dan una explicación a hechos que hasta el momento no la tenían, pero no están demostradas. Hay científicos que las formulan y otros que difieren, pero todos las consideran como provisionales y pendientes de que experimentos o estudios posteriores las confirmen o invaliden.

El tercero es simplemente lo que no conocemos. Donde únicamente podemos decir "no lo se". Sobre él se afanan los científicos para alejar sus límites.

Pero hay un cuarto que generalmente no tomamos en consideración. El inverso del primero, lo que estamos seguros de que no puede ser. Es el que nos permite rechazar de plano las tonterías de la seudociencia, y lo sobrenatural, con cierta prudencia desde luego, pero en la seguridad de que cuando haya existido alguna posibilidad de su validez, por pequeña que sea, un gran número de científicos se habrán lanzado a explorar a fondo todos sus resquicios y realizar experimentos, en la esperanza de conseguir algún nuevo descubrimiento y la fama correspondiente.

(continuará)

3 comentarios

JMTT -

Estoy totalmente de acuerdo con la ridícula costumbre de utilizar el concepto de la energía para nombrar cualquier cosa. La energía en realidad podríamos decir que no existe. Es un artificio matemático creado para poder hacer cálculos a partir de hechos “cómodos” como su conservación en determinadas circunstancias.

Pero en realidad, cualquier magnitud física podría decirse que no existe, y que no es más que un artificio matemático para intentar interpretar la naturaleza de una manera lo más comprensible posible para nuestra forma de pensar.

El problema de la energía es que, como la entropía o la entalpía, pertenece a ese grupo de magnitudes que “no se ven” a simple vista. Por lo tanto, su descripción es más complicada, y, a veces, no queda más remedio que hacerlo exclusivamente mediante las matemáticas, pues para eso están.

Y claro, ¿qué mejor oportunidad para los charlatanes y “mágicos” que hacer uso de conceptos imposibles de “ver a simple vista”? Es como el concepto de Dios. Para comprobar su existencia, tienes que morirte. Creo que no vale la pena arriesgarse…

Esbrújulo -

Precisamente los dos temas de mi blog son para pensar y reflexionar un poco.
Cuando se terminen espero iniciar otro más ligero.

lua -

Siempre que entro en tu rinconcito me haces pensar y eso es bueno, pero a veces hasta me creas dudas y ansiedades y me paso una buena parte del día dándole vueltas. :P

Dark kisses