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Capítulo 4 - En Camino - Los primeros pasos

 

Tema: Viaje al interior de la mente

(Ver capítulos anteriores de este tema)

 

Comenzaremos pues revisando una tras otra lo que nos parecen ideas básicas y especialmente las que constituyen juicios de valor ¿Desde cuando lo consideramos así?, si es desde siempre, desde la infancia, seguro que lo hemos adoptado sin razonar sobre ello. Ha llegado el momento de hacerlo, y si además el ponerlas en duda levanta una emoción de rechazo todavía resulta más necesaria su revisión.

Hay cosas que sabemos que no son como se creía hace unos cuantos siglos y sin embargo nos seguimos comportando de acuerdo con las viejas ideas, principalmente temas sobre nuestra propia naturaleza y la del mundo y todo lo llamado sobrenatural, claro para la ciencia, terriblemente confuso para muchos.

Revisar estas ideas no significa rechazarlas sin más sino reflexionar y buscar en que se basan. A la mayor parte tendremos que modificarlas o incluso sustituirlas, algunas son pura basura que sólo sirven para crearnos dificultades.

Otro tanto tendremos que hacer a continuación con los juicios de valor. ¿Porqué consideramos esto bueno y lo otro malo?, aquí necesitaremos estar atentos al inevitable rechazo emocional a pensar siquiera sobre estos temas.

Todos estos prejuicios (en el sentido de juicios previos, anteriores a nuestra capacidad de razonar y elaborarnos) que nos han sido inculcados, consideran a la persona no como un ente individual y único sino como una pieza intercambiable dentro de un conjunto. En otras palabras como una oveja que forma parte de un rebaño, algo ideal para los que tienen vocación de pastores.

Dentro de nuestra mente estas ideas y juicios de valor heredados se agrupan formando lo que Freud llamó el "superyo", que trata de controlar y dominar al "yo", nuestra propia identidad. Para mí el nombre apropiado no es "superyo" sino "censor".

Su efecto es el de rechazar parte de nuestros deseos, gustos, pensamientos y emociones de la zona consciente y relegarlos al subconsciente desde donde siguen actuando y jugando su papel en nuestro comportamiento, sin que tengamos una idea clara sobre su existencia. La consecuencia es que no nos comprendamos a nosotros mismos, lo que origina a su vez inseguridad, inestabilidad emocional e incluso remordimientos.

En el curso de nuestro viaje todo lo que ha sido artificialmente confinado en el subconsciente irá aflorando y saliendo a la luz. ¿Miedo a conocerlo?, quizás, pero es lo mismo que cerrar los ojos para no ver un precipicio, o el clásico ocultar la cabeza bajo el ala que atribuimos a las avestruces.

Cuanto se encuentra en el subsconciente es tan parte de nosotros mismos como lo consciente, y tiene el mismo influjo en nuestras decisiones. Para dirigir la coordinación y buscar la armonía de todos los elementos que integran nuestro yo contamos con el pensamiento lógico que, en casos extremos, tiene la capacidad de imponerse a los demás, y dificilmente podrá realizar bien su trabajo si desconoce a parte de los mismos.

En el curso de nuestro viaje tendremos que volver una y otra vez a revisar y completar este trabajo previo, conforme vayamos descubriendo aspectos ocultos de nuestra mente o nos tropecemos con ideas y creencias que no obstante haber sido elaboradas por nosotros lo fueron apoyándose en algunas básicas que antaño considerabamos verdades absolutas, pero que no resistieron el examen a que las sometimos después.

 

(continuará)

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