Capítulo 9 - Nuestras relaciones con los demás
Tema: Viaje al interior de la mente
(Ver capítulos anteriores de este tema)
Aunque ya se ha tocado este asunto de pasada, merece un capítulo por su fundamental importancia en nuestro equilibrio emocional.
Como se ha dicho somos un ser único, diferente de todos los demás, ni mejor ni peor que otra persona y no tenemos porqué compararnos con nadie ni con ningún modelo social prefabricado.
Lo que si tenemos que hacer es aceptarnos como somos, física y mentalmente, con nuestras capacidades, limitaciones y necesidades. Y una necesidad psicológica de la máxima importancia es la de comunicarnos con otras personas y la de establecer con algunas de ellas lazos de afecto. Cuantas más mejor, ya que nos causará menos transtorno la pérdida de alguno, lo que sin duda ocurrirá en algún momento.
Está el grupo grande de los amigos, cada uno con un nivel de amistad y de afecto mayor o menor, los hemos elegido nosotros y a la vez hemos sido elegidos por ellos. Si hemos sabido hacerlo razonablemente puede ser extraordinariamente valioso, un disfrute con su trato, un enriquecimiento con sus opiniones y un apoyo importante cuando atravesamos circunstancias difíciles.
Más importante, y también más conflictiva a veces, es la familia. Aunque a algunos les parezca demasiado crudo debo decir que el simple vínculo familiar, por si solo, no significa nada. Su extraordinario valor viene del afecto mutuo que conlleva en la inmensa mayoría de los casos (pero no en todos), principalmente entre padres e hijos, y entre hermanos además de la pareja. Si este afecto no existe (no importa el motivo) es mejor para ambos limitarse a relaciones de simples conocidos sin intercambiar ninguna información de tipo personal.
Hay que tener en cuenta que todo este conjunto de relaciones y afectos es dinámico, va cambiando lentamente con el tiempo, y resulta natural que un afecto que en su día fue incluso intenso pueda haberse desvanecido en una o en las dos partes interesadas. Resulta imprescindible aceptar el hecho como algo normal. Y si se trata de la pareja no tiene sentido el seguir viviendo juntos.
El peligro de estos afectos tan profundos viene de que algunas personas, con las mejores intenciones, pretenden coaccionar a otra para obligarla a que se comporte como a ella le parece mejor o más conveniente, sin respetar su personalidad y su libertad de decisión. Naturalmente me estoy refiriendo exclusivamente a adultos. Esto viene del pasado, cuando el concepto de libertad individual no existía y toda persona dependía de la voluntad de otra.
Otro peligro es cuando una persona se limita al afecto de otra, generalmente el cónyugue, y va prescindiendo de los demás. Se coloca en una situación de dependencia, que puede ser muy cómoda, pero que la hace terriblemente vulnerable. ¡¿Que pasará si dicha relación desaparece de pronto?!, puede ser un fallecimiento o, peor aun, que en la otra persona haya ido desapareciendo el afecto y llegue el momento en que tenga que manifestarlo. La interesada puede hundirse en las tinieblas.
Con esto termina el tema "Viaje al interior de la mente". Espero que haya sido útil tanto a quien haya seguido el largo camino indicado, como en su día hice yo, como a los que lo hayan emprendido sin terminarlo. Incluso a quien se haya limitado a leerle en su integridad y a reflexionar un poco sobre él, reteniendo lo, a su juicio, más importante.
Para ver todos los capítulos de este tema, en la columna de la derecha pulsar bajo el epígrafe "Temas" en "Viaje al interior de la mente"
2 comentarios
asterisco -
Respirando -
Interesante el tuyo (lo poco que he visto de momento). Volveré por aquí.
Saludo.